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Egod-19
Hoy el cubo apesta, el agua rebosa llena de ego, de engaño y los ombligos son el centro de atención. Ni las lágrimas limpian mi alma… fruncen el ceño, erosionan mis arrugas quienes dan por hecho que no verán un mundo mejor. Deseo mascarillas para el egoísmo. Deseo “Haters” del egod-19.
Lo nunca escrito
Él dibujaba sus deseos. Ella borraba sus miedos escritos en papel couché. Escribían con recelo sus monólogos pero el dibujo seguía sin hacer. Fueron mensajes no enviados, palabras sin fonema, letras desordenadas, países con frontera. De nada sirve este poema si ella no sabe el título ni él encuentra la rima. Ni este es el mejor poema del mundo ni nosotros el verso jamás escrito.
Sí a la cultura
No te rías cuando diga que vivo de tus ojos, que como de tus oídos y bebo de cada uno de tus sentimientos. Déjame que te diga que soy la madre de tu fin de semana, el padre de la radio del coche, el dueño de tu discoteca favorita y la reina de las fiestas de tu pueblo. Puedo ser tu saco de boxeo, el gimnasio de tu mente, tu “todo va a salir bien”… acepto ser las migajas de tu tiempo Y quien diga lo que no quieres decir. Te olvidas que soy quien custodia tu pasado, la arenga de tu presente, quien te hará soñar en el futuro si no tienes ningún inconveniente. Juntos hemos llorado, hemos reído, te has enamorado… ¿Todavía dudas de todo lo que te digo? Me duele tu amnesia ocasional, la fuga de tu empatía… tu desprecio se convierte en mi razón existencial. Me duele mucho que todo esto ocurra. Me duele mucho que te rías de la cultura.
Oda a la cama
Ella vela por mí como la cajetilla a un cigarrillo. Es la caja madre de mantas y zapatos. Ella se empapa del sudor de mis deseos, del olor de mis miedos. Es el portátil con patas y pamela. Nadie se resiste a ti, siempre tan generosa que quitas el peso de mis pies. Jueza de amantes. Confesora de bandidos. El mar de Afrodita. Es la pizarra con clase, es un sobre con tacones, la tele con pinreles la hucha de mi paz.
Museo de cera
Cuando termina el amor vuelven las procesiones, las saetas al cristo del mal querido. Los feligreses llenan los templos y el sermón atrae a los peregrinos. Cuando se acaba el amor los pañuelos secan alguna verdad pegada en el bolsillo del pantalón, tapadas entre manos de alfarero con uñas que reclaman derechos de autor. Cuando se finiquita al querer los museos se llenan de artistas emergentes. Una nueva estatua llega al museo de cera mostrando su mejor cara, ocultando la pena. Lo cruel de amar son las despedidas vestidas de arlequín, los besos a mano armada, los abrazos de alquiler, la bola del trilero que engaña. Lo mejor de dejar de amar es el reintegro de las fichas del monopoly, y aunque ya no vuelen mariposas en tu vientre, lo mejor de dejar de amar, es pensar en quien será el/la siguiente.
Ella
Ella (música y poema by Mario Lozano)
No existe un milímetro de mí
donde ella no viva clandestinamente.
Ella me dio y me mostró la luz,
me enseñó a amar a partes iguales,
a soñar con los ojos abiertos,
a querer como una madre.
Cuando hablo de ella,
es sinónimo de alegría,
y reír, su deporte preferido.
Tiene el corazón chapado
con baldosas de generosidad.
Sus ojos son dos ríos
Que fluyen en 1 mar llamado
“todo por los demás”.
Tan jovial como auto egoísta,
vive fuera de su cuerpo
Y mejor, no le insistas…
Sus manos hacen y deshacen
Diseñan lo que estés pensando
Y todo lo convierte en fotografía
que revela todo su orgullo
en sus paisajes favoritos.
Ella es mi libro de respuestas,
la mina de mi lápiz…
A veces mi freno de mano,
otras, mi puerta de emergencia.
Ella, sin dudar, mi mejor soldado.
Cuando hablo de ella,
el silencio sucumbe a su llegada,
los platos se colman de buenas intenciones.
El sol hace su agosto y convierte
su casa en un patio con flores.
Más de dar que de recibir,
abogada frustrada
y seguidora de sus tres reyes magos…
Me faltan dedos para contar
las veces que me has salvado.
Ella es… mi madre
Un día malo
Somos el agua y el fuego, la playa y la montaña, un barco y un velero, el viento y la calma… somos noche y también mañana. A veces la piedra de quien escondió la mano, otras la lengua mordida que duerme en la boca… también los brazos abrazados. Hace tiempo que no soy ni Ying ni Yang, tampoco rojo o azul. No me escondo detrás de banderas porque me quitan mucha luz. Aprendí que un día malo es un peldaño doble, una tarde de agosto en Sevilla, Nada que el tiempo no resuelva con horas y sólo en una vida. Aprendí que el dulce empalaga, que la sal equilibra el cuerpo aunque suba la tensión… y que la ensalada con aceite y vinagre sienta mucho mejor. Porque un día malo es el alba de un día inolvidable, el impuesto a la felicidad que pagamos a plazos y otros, con intereses.
Una novela
Yo no quiero ser tu sexto sentido, tampoco la manta que tapa tu colchón. No me pidas ser la llave de tu puerta ni el crespón de tu corazón. No le buscaré tres pies al gato porque confiar es saber por dos. Tampoco haré cola por San Valentín, prefiero no ir que terminar peor. No seré quien te abra el paraguas ni quien te de su última fresa. Tampoco estaré donde no me veas… ni yo seré cazado ni tu serás la presa. No me lleves a París si podemos ir a Nunca Jamás. Rechazo cualquier te quiero mientras que nos podamos amar. Búscame en el tejado, sílbame y te lanzo la escalera. Donde el amor sale barato, donde vivir es una soberbia novela.
La noticia
Cuando el mundo solo es el mapa que habla del tiempo, cuando solo bebes agua para seguir hablando con ella. Cuando ser egoísta es siempre una mala idea. Allí donde la sonrisa es una mueca tatuada, la risa el ruido más recurrente, la soledad un fantasma del pasado y la pena… tan solo un ser inerte. Cuando un mensaje nocturno es el mejor café. Cuando te sobra vino para saber que ya se fue. Cuando desahucian a tu paciencia y su ausencia se convierte en una urgencia. Cuando llegues a esa ciudad, entenderás como fue el camino, porque llegaste a dicho lugar, que importante fue lo vivido, donde conseguiste la dirección y a quien tienes que amar.
Soñar
Soñar es echar a la rima, besar a tu verdugo o caminar sobre el agua… también es una venda, el nudo en la garganta o el canto de la sirena. Soñar es hacerle el amor a la vida, correr la maratón de Saturno, el tabaco de quien fue a comprar. A veces es la extremaunción, una ventana tapiada, la piedra sobre el acelerador. Eso es, el más allá. Abrir la cerveza y beberse la espuma, pasearse en pijama y sombrero… soñar es huir hacia adelante, una soga en diferido la peor parte de quien reparte. Soñar es la escalera al falso techo un “Sí” sin condiciones hasta la autopista del destino… porqué soñar es matar miedo o rescatar muertos, pero soñar es sentir. Si sueñas hazlo con libertad condicional, con puerta de emergencia y sin licencia para matar. Hazlo, sin dudar joder, sin que se peguen las sábanas, sin confinarse en la fase REM.
Desnudo
El otro día me desnudé en el balcón,
a los ojos de un gato cojo
que se relamía viejas heridas.
Empecé con la chaqueta,
aparentemente tan fría
como el calor que guarda dentro.
Seguí con las gafas
pues para ver a las estrellas
sobran dioptrías…
Me dejé la camisa abierta
por si asustaban las cicatrices.
El pantalón no soportó la situación,
cayó, la arena en los bolsillos
hizo acto de presencia.
De aquellos castillos
son estas almenas…
Solo me quedaban un par de zapatos
con tapas recién cambiadas,
con algo de tacón
pues me gusta vivir en las alturas
y bailar haciendo mucho ruido.
Me desnudé por si no hubiera
una segunda vez.
Prefiero pasar frío
que calentarme y después tiritar
de nuevo.
No quería que me viera nadie
porque no hay mejor secreto
que el que guarda un corazón.
pd: publicado también en la revista Salto al reverso.
Te odio
Odio girarte la mirada,
ser tacaño en piropos,
empañar el cristal de tu ventana…
que verte me sepa a poco.
Odio guardarme palabras
que aún no quieres traducir
hablarte como si nada…
con cara de perro ruin.
Te odio
por cada letra de tus mensajes,
por dudar si abrir el envoltorio,
por no huir de nuestros lugares.
Créeme, te odio.
Me lo dicen en los bares:
«el amor no es un escollo»
y odiar, el mejor de los males.
Te odio lento
con empaque
tan boquiabierto
que no firmo el empate.
Odio que las mentiras
sean mi paracaídas,
ser preso de la intriga…
del fuego que sólo tú avivas.
Te odio despacio,
con pactada moratoria,
más de los necesario.
Te odio con respeto
fisgándote desde el retrovisor
ansiando otro beso.
Dos
Nací siendo su juguete,
jinete de caballo rocín.
El culpable e inocente,
incluso un «micromachine»
Eran mi «Thelma y Louise»,
el pomo de mi puerta,
mi Babieca y mi Cid,
la ida y la vuelta.
Mis dos torres colosales,
el espejo donde me persigo,
mis puntos cardinales,
el sonido y el ruido.
Están dentro de mi yo,
navegando por mis venas.
No timonean este galeón,
mas son el viento que no cesa.
La vida lo multiplicó por dos,
restando mi soledad,
dividiendo la habitación,
sumando un mundo sideral.
El muro de las lamentaciones,
mi ciento doce,
mis legales polizones,
hasta mi taxista de noche.
No son ni Esteso ni Pajares,
tampoco fulano ni mengano.
Un regalo de sus altezas reales.
nada como un hermano.
Que parezca un accidente
Se citan entre multitudes
como perfectos desconocidos.
Parlamentan en la cámara de los comunes
donde ponen rumbo a sus destinos.
Eran pájaros de la noche
rapaces de la caricia,
carroñeros de amor en sobre
practicado con ficticia desidia.
Miradas encriptadas
“notitas” con mensaje por detrás.
Reuniones que anhelan ser antesala
de mentiras toreando una verdad.
Se veían, pero no se miraban,
oteándose desde sus ventanas,
atisbándose como quien ama
y espera la llamada.
Misivas en sesión golfa,
Morfema ganaba la partida
arrojando a Fonema por la poza
cual acto de valentía.
Quería alcanzar su mano
Mas la gente estaba en el medio…
Empujones y reuniones de estado
¿Qué sería el amor sin misterio?
Más allá del andén
Más allá del andén:
No miramos más allá del andén.
Así nuestras miradas nunca se podrán encontrar.
Falta valor.
Faltan ganas de querer mirar.
No importa.
Yo ya he dado el primer paso
Ahora te toca a ti.
Seguiré buscándote entre vagones.
Espero encontrarme contigo más allá del andén.
Microrrelato realizado por Jessica Amador, colaboradora del blog.
La escalera
Sentado en la escalera
nacieron gardenias en el suelo…
poemas convertidos en novela
y el amor un constante eco.
Arrellanado en el escalón,
los médicos recetan canciones.
Nietzsche toma la comunión
y Aquiles no tiene dolores.
Posado en la escalerilla
don Joaquín rechaza una copa,
el Titánic llega a la bahía,
hasta mi ex muere por mi boca.
Recostado en la escalinata
Gaudí esquiva al tranvía,
en agosto cae semana santa
y Cleopatra es una desconocida.
Porqué correr es parar dos veces
incluso llegar para volver
mientras lentamente envejeces.
Porqué ahora ya es el ayer
sentencian los jueces
y los cotillas por doquier.
Me quedo atado a la escalera
impávido al final de mes
quieto en esta carrera.
Malas compañías
Ella era su plan B
el “rookie” de la cantera,
el billete a la luna.
Era el “tócala otra vez Sam”,
el refugiado que se muda.
Era la almohada y colchón,
amante y pareja,
entrada y salida.
Era el mensaje borrado
y el ramo en la oficina.
Acudían a misa de noche,
pecadores a los ojos de dios
y sin abogado de oficio.
¿La jueza? Su señoría ilusión
embelesada desde su sitio.
No salían del sanedrín
hasta que uno perdió,
se dejó la carne en el fuego.
Ganó quien menos amó,
quien puso reglas al juego.
Convivían entre paréntesis
entre verdades medio mentira,
entre el Nirvana y la enuresis
y alguna noche suicida.
Se besaron en otros planetas,
se amaron mar adentro
aunque nadie hizo su maleta…
en la mesa faltaba un cubierto.
Se besaron en montañas y ciudades,
se pensaban en brazos de otro
aunque azarosos fuesen los lugares
cada “affaire” se quedaba corto.
Disculpa si…
Disculpe mi indiscreción
pero me robaste todos los colores.
Te paseas desnuda sin pudor
abriendo los cajones,
desordenando mi habitación.
No quiero ser pesado
pero desahuciaste la palabra soledad
colándote en la fiesta de mi vida,
tirando el cartel de “no molestar”
restaurando esta casa en ruinas.
Permítame que insista
pero “something” me suena triste
pues cada adiós me sabe a final,
como una patera en la playa,
como abecedario sin vocal.
Perdona si soy poco ordinario
cuando blasfemo al verte llorar,
o si me enojo al verte sufrir…
mas el planeta tiene al sol
y yo solo te tengo a ti.
No es por nada
pero vives en la calle de mi todo.
Me tienes aferrado al balcón,
inmune a cualquier terremoto…
¿Tu ausencia? Mi peor temor.
Sin ánimo de ofender,
pero mis ojos comen de tu cuerpo
y aunque tenga buenos modales,
me instalaría en Soto del real
si alguien secuestra tus libertades.
Despedidas
Se dijeron adiós bajito
para despistar al corazón,
abrazados al nicho
del amor que terminó.
No existía ningún consuelo
ni billetes por navidad,
ni “te quiero” escrito en pañuelos
ni carta ni postal.
Disidentes del reloj
detractores del equipaje
enemigos del revisor
quien les ofendía con ultraje.
Ni alzaron la mano
ni tampoco la voz
rota entre el llanto,
canción que cantaron
con esmero y vigor.
La estación fue el hospital
el billete la extremaunción.
La esperanza eran los recuerdos
pero el tren marchó a por tabaco,
dejando un final abierto.
Como ver cuando
sus ojos eran sus faros
y hoy se han apagado.
Como cantar cuando
su voz huía detrás de ella
y sus pies andaban calcinados.
El banco
Ese banco que sujeta deseo
sienta dudas
aguanta afecto
cobija fe
y reprime pensamientos.
Ese beso de ida
falto de instigación,
que pierde la vuelta
y gana un suspiro
que calma la tormenta.
Esas manos perennes
cogidas a dispares raíces,
testigos del juicio “amañado”
de este par de héroes
que testifican sin abogado.
Ese beodo lleno de nada
llorando como un cocodrilo
a los ojos del novio soltero
y de la campanilla sin alas
quien le señala con el dedo.
Esa avenida que les espía,
coches invisibles
paréntesis con aires de excusa
que protegen dos audaces
cómplices con pelos de punta.
Se marcharon sin querer
pero el banco quedó ahí,
tanto derecho como tenaz
esperando fehacientemente su turno
como el borracho en el bar.
El último baile
No fue de día
ni tampoco era verano
pero había tanta sed
que bebieron sus miedos
y les sentó bastante bien.
No fue una fiesta de pijama
ni tampoco un cabaret
pero me sacaron a bailar
yo que bailo con cabeza y oído
calmé mi sed perdiendo el compás.
No era ningún refugiado
tampoco era mi patria del todo,
no tuve problemas con el idioma
pues en el lenguaje universal
solo sufren los idiotas.
Él le dijo que no
y escapaba tan campante…
encontró una tableta de chocolate
provocando subidón de azúcar.
Supo que le faltaba un baile.
Contaron hasta tres
después hasta siete
luego una pausa y volaron
igual que la bala
que dispara un soldado.
Con la mano en el envés
y el labio medio partido
bailaban hasta el amanecer
abominando al frío.
Desabrochó sus pupilas
encontrando el puzle por hacer
piezas que ni encuentra ni imagina
y reclaman un fornido café.
Fénix
Sólo quería vivir
huyendo hacia adelante,
correr sobre clavos ardiendo
evaporarse en bares
gasolineras y otros desiertos.
Se le cayó una piedra pronunciada,
fue a parar al acelerador.
Zapatos de suela de cristal
que corrían sin guía ni mapa,
hasta que no pudieron más.
Pantalones justos y cortos,
barra libre de frío,
bolsillos con remaches y rotos…
camisas de diez varas y media
y chicles con sabor a poco.
Siempre tenía las manos ocupadas
tan vacías de cariño
como llenas de jarana,
que se movían y aplaudían
y sólo sanaban con pomada.
Malinterpretó las palabras de Kant:
“el mito entró en la caverna”,
Y su gente por la ciudad…
La luz le hacía daño
pero más le hacía su pasión por pecar.
Él rompió su silencio,
alguien repicó las campanas
La plaza se llenó de gente
el Madison Square Garden en año nuevo
esa fue su gran suerte.
Pronto se convertirá en un sol
brillando con luz propia,
viviendo con diapasón.
Miradas
Miradas que saludan
y se despiden a la vez.
Miradas que redimen
cuando nadie te quiere ver.
Miradas que matan
saciadas de rencor.
Miradas que callan
y asientan al vil perdedor.
Miradas cojas
que no llegan ni al talón.
Miradas novatas
huérfanas de emoción.
Miradas groseras
vacías de perdón.
Miradas que no miran
y ven mejor que dos.
Miradas de arte mayor
que cruzan fronteras.
Miradas de arte menor
que hacen “dedo” en la carretera.
Miradas irrechazables
que albergan dos estrellas.
Miradas que acongojan
y te hacen mella.
Miradas que cambian planes
y levantan de la mesa.
Miradas que predican
“¿Y si fuera ella?”
La chica de la habitación de al lado.
¿Dónde se ha metido?
Lo mismo tiene frío
como siente calor,
termostato volátil
que controla ese salón.
Lleno de estrellas de hollywood
y algún premio “Razzie”
que nunca pudo entregar
y ocupan la estantería
rozando el mueble bar.
Al lado escucha a alguien
anónima y sublime Goliat,
golpea con delicadeza la pared
¿Por si salta la pintura?
Ni las grietas la lograron romper.
Sigue destemplado
pero está menos oscuro,
la alcoba se quede pequeña
quiere colarse en la de al lado
pecado de osadía, aunque duela.
Humo negro por la chimenea,
ventana tapiada hasta nueva orden.
Padres que miran con recelo,
cornisas con factor riesgo…
vuela, pero no quiere tocar suelo.
Ahí siguen los dos
la chica de la habitación de al lado
y el chico con la oreja de Van Gogh
dibujándola sin ningún reparo.
Jugando a las tinieblas
hablando en código morse
citándose en las estrellas.
No olvides su acuse de recibo
pues tiene el alma sensible
después de todo lo vivido.
Ella cerró la puerta
¿Sin echar la llave?
¿Declaración de guerra?